¿Qué podría salir mal en 2021? Inversionistas opinan sobre los mayores riesgos para el próximo año
Sobre un consenso mayoritariamente optimista, los principales peligros que acechan son la inflación, un rebrote de la pandemia y el exceso de confianza.
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K. Martin, L. Fletcher, E. Platt
Las perspectivas para los mercados en 2021 entre los analistas e inversionistas pueden ser descritas en dos palabras: cauteloso optimismo. Casi todos los administradores de fondos creen que el nuevo año traerá un repunte en la actividad económica, respaldando activos que ya se han disparado en valor desde el punto más crítico de la crisis, en marzo, pero impulsando también a otros sectores que se habían quedado atrás. Se espera que los rendimientos de los bonos se mantengan bajos, lo que brindará un mayor apoyo a los precios de las acciones.
Pero la mutación del virus encontrada en Reino Unido, que provocó una breve recaída en los mercados a fines de mes, subraya que todavía hay riesgos. Por eso en FT preguntamos a los inversionistas: ¿qué podría salir mal en 2021?
1.- Howard Marks
Copresidente de Oaktree Capital Management
El aumento de las tasas de interés, por muy improbable que sea a mediano plazo, es la principal amenaza. Los altos precios de los activos actuales dependen en gran medida de las bajas tasas de interés. Si las tasas subieran, los precios de los activos probablemente bajarían. Sin embargo, hay pocas razones para creer que las tasas subirán a corto plazo porque no parecen haber muchas presiones inflacionarias y la Reserva Federal no estaría muy preocupada por ello.
2.- Valentijn van Nieuwenhuijzen
Director de Información de NNIP
Los bancos centrales no deberían actuar frente a la inflación porque no sería un problema. Si por el contrario, se acelerara, eso sería un significativo cambio de juego para los mercados. Significaría que muchos de los perdedores en los mercados que se han quedado atrás podrían recuperar terreno; como los bancos y las firmas financieras, pero también en términos más amplios, todos los activos de “valor” que ha registrado un rendimiento inferior a lo largo de la última década. Las acciones de crecimiento, en cambio, sufrirían por el aumento de las tasas de interés. Es posible que igual aumenten, pero menos que las de valor. Y obviamente los bonos del gobierno sufrirían.
Todo el mundo tiene la misma perspectiva benigna. Eso también es un riesgo. Estaremos monitoreando de cerca para ver cualquier concentración preocupante en las posiciones.
3.- Sam Finkelstein
Codirector de Información para Renta Fija Global de Goldman Sachs Asset Management
Los inversionistas de renta fija se enfrentan a dos riesgos clave al entrar en 2021. Primero, la extraordinaria respuesta de política monetaria para enfrentar el Covid-19 ha aumentado el desafío de los bajos rendimientos. En segundo lugar, los bancos centrales tienen una cantidad limitada de herramientas en caso de un shock de crecimiento negativo. Este escenario agudiza nuestro enfoque en la construcción de carteras equilibradas que sean resistentes a los episodios de volatilidad del mercado.
4.- Vincent Mortier
Director de Información ajunto de Amundi
El reciente repunte del mercado se basa en una fe ciega en la vacuna y en la optimista suposición de que muy pronto todo volverá a ser como antes, o incluso mejor. Esto es un riesgo: producir y distribuir estas vacunas a una escala tan grande no será sencillo.
El apoyo fiscal y monetario mantiene a las economías a flote, pero apenas. Estas medidas son cada vez más difíciles de implementar. Hay que esperar una mayor monetización de la deuda y una mayor presión sobre los bancos centrales: cualquier retiro de medidas es impensable en este momento, y el mercado subestima el riesgo de un error de política.
El tercer riesgo es el propio consenso. La búsqueda de rendimiento con una deuda con retornos negativos llevará a extremos: hay casi US$ 1,5 billón (millón de millones) en bonos de "empresas zombis" circulando. La tentación de los inversionistas de aceptar una calidad inferior en sus carteras es alta, al igual que la apuesta de que las tasas de interés permanecerán bajas para siempre. Esto es peligroso.
5.- Andrew Law
Director ejecutivo de Caxton Associates
El escenario podría estar preparado para una gran reflación. Muchas de las manifestaciones (de esta reflación) han estado ausentes durante la mayor parte de la década. La mayoría de los participantes del mercado, y en consecuencia sus carteras, están fuertemente condicionados por décadas de desinflación o baja inflación. El cambio en el régimen de inflación y, posteriormente, en la mentalidad de los inversionistas, probablemente tendrá profundas implicancias para la locación de activos.
6.- Liz Ann Sonders
Estratega jefa de Inversiones de Charles Schwab
Lo que más preocupa es el ánimo. El propio éxito del mercado ha generado recientemente lo que es su mayor amenaza, que es un sentimiento demasiado optimista. En sí mismo no presagia una corrección inminente, pero sí significa que es probable que el mercado sea más vulnerable en la medida en que haya un catalizador negativo, que podría presentarse bajo diversas formas.
7.- Scott Minerd
Director global de Inversiones de Guggenheim Partners
La pandemia ha transformado por completo nuestro sistema económico de libre mercado basado en la competencia, la gestión de riesgos y la prudencia fiscal. Ha sido reemplazado por ciclos de intervención monetaria cada vez más radicales, la socialización del riesgo crediticio y una política nacional de riesgo moral.
Esto es preocupante, ya que más allá de la primera vista el entorno crediticio es pobre, a juzgar por los incumplimientos en los pagos, la migración de calificaciones y los fundamentos corporativos. En conjunto, el mercado (de deuda) de alto rendimiento tiene 4,5 veces más deuda que las ganancias de los últimos doce meses antes de impuestos y otros elementos, una proporción que ya supera el punto más alto del ciclo de default de 2008-2009 y es probable que empeore a partir de aquí.
8.- Gregory Peters
Director gerente y administrador de cartera senior de renta fija de PGIM Fixed Income
Me sorprende que el mercado haya superado la idea de la "barrida azul" (que los demócratas obtengan el control de ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca)… Podríamos ver una "olita azul", ya que las elecciones para el Senado de Georgia todavía podrían dar una victoria a los demócratas. Eso abriría aún más la llave fiscal.
Esta todavía podría ser una era dorada para el crédito, pero las probabilidades han disminuido respecto de abril. Todo está sucediendo a una velocidad vertiginosa, por lo que los dividendos, las recompras y las fusiones y adquisiciones también podrían regresar rápidamente.
El mayor riesgo de mercado sigue siendo la inflación, aunque probablemente el próximo año registre un alza temporal debido a efectos de base de comparación y luego vuelva a caer. Pero el riesgo es que siga subiendo y eso lo cambia todo. Estamos poniendo mucha fe en que la Fed se mantendrá firme y no responderá a un salto en la inflación. Si la Fed pierde su temple y reacciona a la inflación antes de lo que ha insinuado podría ser un problema para los mercados, provocando una especie de escenario de “Taper Tantrum 2.0”.
9.- Danny Yong
Fundador del hedge fund Dymon Asia
El dólar estadounidense ha bajado este año, pero podría caer precipitadamente en algún momento. Si eso sucede, la Fed abandonará las tasas de interés negativas (reales) e incluso se verá obligada a detener la compra de activos. Ese es el escenario de riesgo de cola.
Si no hay una barrida azul (en las elecciones al Senado de Georgia en enero), el único plan de respaldo será la Fed. Pero si pierde ese respaldo, entonces el mundo podría sufrir un duro golpe. Es plausible, no es un escenario tan improbable. Si el dólar baja significativamente, entonces la Fed podría quedarse sin opciones de flexibilización, lo que conduciría a una liquidación de acciones.
10.- Paul McNamara
Gerente de portafolio de deuda para mercados emergentes de GAM
Los mercados financieros se han mantenido firmes debido a las bajas tasas de política y los bajos rendimientos de los bonos, y las menores tasas de descuento han respaldado los precios de los activos y han suprimido los costos de la deuda pública.
Aunque la carga de deuda de los mercados emergentes es (en su mayoría mucho) más baja que la de los mercados desarrollados, los rendimientos no lo son, por lo que los costos del servicio de deuda no se han reducido en el mismo grado. Los bancos centrales de los mercados emergentes han recortado los tipos de forma tan agresiva como los de los desarrollados, pero los compradores de bonos han sido más cautos. A diferencia de los desarrollados, los banqueros centrales emergentes no han recibido el beneficio de la duda. Turquía es un ejemplo especialmente claro: la negativa del gobierno a reconocer las limitaciones de la balanza de pagos llevó a la necesidad de una agresiva alza de tipos como no habíamos visto prácticamente nunca antes. Este es el ejemplo de lo que vemos como un riesgo más amplio: si los responsables de la formulación de políticas de los mercados emergentes siguen sin reconocer que enfrentan restricciones mucho más estrictas debido a la balanza de pagos que sus contrapartes desarrollados, corren el riesgo de una espiral de deuda.